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Algún día tendré el mar como ventana

Mujer con gato

Mujer con gato El otoño ha cambiado la luz de mi ventana.
Las banderolas que anuncian una nueva promoción de viviendas tiemblan nerviosamente agitadas por un viento nuevo que refresca el ambiente. Se han puesto de moda este tipo de banderas estrechas y verticales que me recuerdan a las ceremonias chinas de las películas de la MGM. Yo nunca estuve en China.
Las montañas del fondo se han difuminado y sólo se adivinan.
Un perro, prisionero en algún pequeño patio de unifamiliar adosada cuyo dueño pensó que compraba un chalet con jardín, ladra su soledad y su claustrofobia.
¿Quién es esta mujer sin rostro que lee un libro ¿de poemas? mientras sostiene a un gato en su regazo?
Mujer de otoño, poesía y butaca junto a la ventana.
Lástima que a mi no me gusten nada los gatos.

1 comentario

papañas -

Pues es una pena que no te gusten los gatos; son unos animales misteriosos, independientes y muy enigmáticos.Como yo.