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Algún día tendré el mar como ventana

Rincón de Poesía

ATARDECER EN LA TERRAZA

ATARDECER EN LA TERRAZA Acodada en los barandales,
el cabello dorado en contraluz
con el malva que se esconde por las azoteas;
el paquete de fortuna y el mechero
al alcance de tu mano;
el olor fresco de las sábanas recien lavadas
en promiscua miscelánea fortuita
esperando la consumación de tu indolencia.
Y me pregunto en qué piensas
de espaldas a la vida,
mientras sabes que te espío,
lánguidamente abandonada entre la calle y yo,
mi adorable convecina.

ATARDECER EN LA TERRAZA

ATARDECER EN LA TERRAZA Acodada en los barandales,
el cabello dorado en contraluz
con el malva que se esconde por las azoteas;
el paquete de fortuna y el mechero
al alcance de tu mano;
el olor fresco de las sábanas recien lavadas
en promiscua miscelánea fortuita
esperando la consumación de tu indolencia.
Y me pregunto en qué piensas
de espaldas a la vida,
mientras sabes que te espío,
lánguidamente abandonada entre la calle y yo,
mi adorable convecina.

HAYKUS

HAYKUS Sobre la casa
bandadas de palomas;
ya llega el alba.

* * *

Playa desierta,
hiere la arena al viento
tu cara blanca.

* * *

Espuma blanca,
las copas de los pinos
agazapadas.

* * *
Detrás tus huellas;
delante la mañana
brilla en el agua.

* * *

Lees tus poemas
noche en Granada, al patio
le canta el agua.

De "Cuaderno de campo"

De "Cuaderno de campo" ¿Quién ha contado ese chiste
para que el pater se ría?
Es feliz, melomanía
de sonidos guturales.
El sol entre los trigales
juega con unas hormigas;
altiva y sera la espiga
enamora a un caracol.

Y yo, imagino madrigales

* * *

Quisiera plantar mi tienda
y descansar mi fatiga.

Hay fragancia de silencio
en la tarde que se muere.
Un soldado que no quiere
hablar con nadie
se va.
Justo enfrente, en el rosal
se aman dos caracoles.
Las estrellitas son soles
cenicientos de amargura.
Y la luna
nadie sabe donde está

* * *

El viento besa mi rostro
y él mismo me trae el suspiro
de las jaras y los brezos
( el campo huele a romero)

El coche del caìtán
parece un extraño onsecto
con las antenas del radio
saliendo por las ventanas
(huele a polvora quemada)

Por el cielo un avión
(una paloma quizás
con el cuerpo de latón?)

* * *

De "Primeros poemas"

De "Primeros poemas" Cuando llegue el otoño
y se vista de oro
el árbol de tu calle,
yo estaré bajo él
esperando que pases.

Y si pudiera,
del árbol de tu calle,
una alfombra de oro
yo te tejiera

* * *

Borracho de notas,
vagando en un sueño,
sueño que me quieres
y que soy tu dueño.

Y la tarde que se enreda
en la dulce maraña
de tus cabellos
roba de tus sienes
su color de oro viejo.

* * *

Bueno,
llegó la hora.
¡Si tenía que ocurrir!

Ni tuviste tú la culpa
ni puedes culparme a mi.
Pero ha llegado el momento.
¡Si tenía que ocurrir!

* * *

Plazuela del agua

Plazuela del agua Cae la tarde en el tópico
y se hace violeta. Grisean
los campos cercanos. La vida
se refleja en el cristal de la ventana.
Huele a café reciente.
Tu perro sube y baja las escaleras,
banda sonora de cascabel al cuello,
y llegan, quedamente, las risas de los niños
en la calle.
Suspiro aliviado. La rutina
admirable que devuelve el sosiego
y reconforta el alma.

Imagen detenida

Imagen detenida Sobre el fuego, el añil
y el blanco celaje.
Sobre el herbal naranja que peina el viento,
tu sola
-esquina inferior derecha- y
tu hatillo al hombro.
¡Qué lejos el horizonte!
Atrás el fracaso
del estruendo plomizo:
gente apresurada, los coches, el humo, el sudor
del suburbano, las atestadas avenidas.
Ahora el calor es un campo jaspeado de azafranes.
No importa:
Algún día tendré el mar como ventana.