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Algún día tendré el mar como ventana

Imagen detenida

Imagen detenida Sobre el fuego, el añil
y el blanco celaje.
Sobre el herbal naranja que peina el viento,
tu sola
-esquina inferior derecha- y
tu hatillo al hombro.
¡Qué lejos el horizonte!
Atrás el fracaso
del estruendo plomizo:
gente apresurada, los coches, el humo, el sudor
del suburbano, las atestadas avenidas.
Ahora el calor es un campo jaspeado de azafranes.
No importa:
Algún día tendré el mar como ventana.

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